Dicen de Cesky Krumlov que es el pueblo más bonito de la
República Checa y muchos (yo me incluyo) lo prefieren antes que a la ajetreada
y masificada Praga.
A unas dos horas y media de la capital uno aparece como por
arte de magia en medio de una pequeña ciudad plagada de edificios medievales
góticos, renacentistas y barrocos construidos a uno y otro lado del rio
Moldava. Cesky Krumlov es patrimonio de la Unesco desde 1992, así que no
hablamos de otro pueblito medieval más que tiene cierto encanto. Es la
auténtica joya de la Bohemia del Sur.
El icono del lugar es la rosa de cinco pétalos, imagen del
escudo de la familia noble más poderosa de la zona, los Rosenberg. Después de
ellos, otras familias pudientes de la región acabaron de convertir la localidad
en un lugar especial.
Su imponente castillo, el segundo más grande de la Rep.
Checa, ofrece unas vistas espectaculares de todo el casco antiguo desde una
torre cilíndrica muy bien conservada. Visitar el recinto del catillo es
interesante, sobre todo porque conserva uno de los pocos teatros barrocos que
quedan en el mundo y que aun funcionan sin haber tocado apenas ningún detalle
de su construcción y de su particular modo de hacer representaciones. El teatro
es una joya de incalculable valor patrimonio de la Humanidad. Visitarlo es
colarse en aquellas funciones teatrales donde todo se hacía a mano, desde la
iluminación con velas a los efectos especiales a base de curiosísimos
artilugios.
Callejear por el casco antiguo con suelos adoquinados y
construcciones barrocas es uno de los encantos de la visita. La plaza del
ayuntamiento, el puente de madera, la calle Latrán (que conserva un aire de
otro siglo muy entrañable) o acercarse a la única puerta medieval que se
conserva. Nada defrauda porque todo está cuidado con mimo y detalle.
El rio Moldava es uno de los protagonistas de la ciudad por
eso es interesante subirse a una embarcación preparada para turistas y navegar
en silencio contemplando casas y detalles a
uno y otro lado. Recomiendo totalmente la experiencia por bonita y
relajante.
Dos cosas más recuerdo con especial cariño: muchos turistas
visitan Cesky Krumlov en una excursión de un día desde Praga y se pierden los
paseos nocturnos con una maravillosas vistas de todo iluminado. Y la otra son
los dulces de amapola, algo típico de la zona y que resulta ser... Mmmm una
delicia!!
Entrevista en Cesky Krumlov a la guía Jitka Girátová (Agradecimientos a la Oficina de Turismo de la Rep. Checa en España):
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