No es verdad que la muralla china se vea desde la luna. El
falso mito cayó hace ya algunos años, pero eso no le quita valor e importancia
a esta gran fortaleza infinita. Como las pirámides de Egipto, la gran muralla
demuestra que querer es poder. O que el poderoso cuando quiere algo lo
consigue, aunque sea a costa de vidas humanas. Porque es una de las maravillas
del mundo, patrimonio de la humanidad, pero también "el mayor cementerio
del mundo". Y es que más de 10 millones de peones fallecieron para que hoy
podamos contemplar una obra maestra de este calibre. Sin duda, la expresión
"trabajo de chinos" nunca tuvo tanto sentido como aquí.
Cuando los turistas viajan a China, la gran muralla es una
de las visitas estrella. Lo que la mayoría no sabe y descubre allí, es que esta
construcción está prácticamente derrumbada y deteriorada. De hecho, muchos de los
más de 21.000 kilómetros son piedras, restos y poco más. En algunas zonas las
piedras han servido para reconstruir carreteras. En otras, las paredes están
llenas de grafitis y pintadas. Tan deteriorada está que de los 5 metros de
altura apenas quedan dos o nada.
Pero la muralla es un negocio que atrae a visitantes que
pagan el ticket felizmente ilusionados con hacerse las fotos tan soñadas. Y es
que la visión de la muralla sobrecoge. Uno sabe que está contemplando algo
único, una construcción de aquellas que jamás volverán a repetirse. Hay un
tramo de la gran muralla que está muy cerca de Pekín. Y es al que llevan en autocar
a la mayoría de turistas . Poner atención a esa primera fotografía que aparece
en mi álbum (si clicáis encima se ampliará) y veréis la cantidad de gente que va en manada muralla arriba. Es
casi imposible pasear con calma, disfrutar del momento y hacer al menos una
foto bonita, con buenas vistas. En cambio, viajando más lejos, a más distancia
de Pekín, hay otro tramo rehabilitado y menos visitado en el que uno sí
consigue ese momento sobrecogedor.
Las dos fotografías están tomadas en agosto, con esos
calores que sólo los asiáticos saben llevar bien. Pero en una uno se siente en
una atracción de feria (tramo de Badaling a 70km de Pekín) y en la otra no
(tramo de Mutianyu, a 90km) . Merece pues la pena viajar más lejos para
disfrutar la visita. Otra de las peculiaridades de escoger ese tramo es que es
más montañoso, más alto y encima conserva las torres de vigilancia tan
características. A la muralla se sube en una especie de telesilla y se
desciende (opcional, claro....) en una especie de cochecito que baja por un
tobogán toda la montaña hasta la base. Es divertido y refrescante. Y es que si
visitas la gran muralla en verano... Prepárate para sudar!!!!
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