domingo, 20 de marzo de 2016

Palma, mucho más que sol y playa

Quizás sea culpa del boom turístico de los años 60, que convirtió Baleares en el paraíso europeo del sol y la playa. O quizás influyesen esos hits míticos de varios grupos de música yeye, que convirtieron a Mallorca en la protagonista de éxitos como "el vuelo 502" o "el Puente". El caso es que Baleares y Mallorca han quedado grabadas a fuego en nuestras retinas como el destino de hotel o apartamento en el mar, colchoneta, crema solar y sombrilla. Y es una pena, porque Mallorca es mucho más que sol y playa.

Palma, su capital, es una ciudad ideal para hacer escapadas durante todo el año. Esos pequeños viajes de fin de semana o de puentes fuera de temporada estival  en pareja o grupo de amigos, familia o hasta en solitario. Y es que Palma posee el encanto de esas ciudades mediterráneas cargadas de historia, de pasado, de piedras que podrían contar mil y una anécdotas y batallas. Y es además un destino gastronómico interesante y sorprendente, más allá de la clásica ensaimada y sobrasada.

De entrada Palma está bastante cerca en avión desde cualquier punto de España y nos permite evadirnos a una isla con encanto en pocos minutos. Palma además posee uno de los cascos antiguos más grandes de Europa, lo cual nos asegura el pasear por callejones y plazas que nos harán escapar de la rutina y le estrés diarios.

Caminar por los alrededores de su espectacular catedral con vistas al mar o por el Palacio de la Almudaina, contemplar el casco antiguo desde Es Baluard o perderse por ese entramado de calles plagadas de palacetes con patios señoriales (hay una preciosa ruta de más de 40, muchos de ellos particulares pero abiertos al visitante). Palma es cómoda y se disfruta sin prisas. Todo está cerca y uno se puede permitir sentarse aquí y allá, callejear hasta dar con la iglesia de Santa Eulàlia o el Ayuntamiento, la Plaza Mayor o el Gran Hotel.

Si hablamos de gastronomía Palma nos seducirá con restaurantes que trabajan con recetas auténticamente mallorquinas a base de jugar con esos ingredientes locales tan típicos del Mediterráneo.  Ahí entra su famosa sobrasada, producto estrella que se usa en cocina y postres (interesantísima la repostería balear!).


Cuando leo el libro "El Ecuador de Ulises" de mi amiga Roser Amills, veo que actores de aquel Hollywood dorado de los 50 quedaron prendados de Mallorca y la convirtieron en su isla refugio. Errol Flyn, Ava Gadner, Orson Welles, John Wyne, Tyron Power, Marlene Dietrich, Rita Hayworth... ¿Qué encontraron en esta pequeña isla del Mediterráneo?  Autenticidad. Y hoy día nosotros podemos aún también disfrutarla. Más allá de las oleadas de turistas, de los alemanes afincados y de los hoteles y garitos, Palma nos puede transportar a una isla marinera por la que hacer un recorrido histórico desde la Edad de Bronce hasta la actualidad pasando por romanos, vándalos, musulmanes, judíos... Quizás por eso los palmesanos son gentes abiertas, cordiales y cariñosas. Pero además se sienten muy orgullosos de su isla y de pertenecer a un rinconcito del Mediterráneo tocado por la varita del buen clima, la tierra fértil, la vida pausada, el pasado glorioso y el presente fructífero. Los palmenses han sabido encajar que son un destino turístico de primer orden y un lugar para vivir envidiado y demandado con un encanto especial a medio camino entre lo autóctono bien conservado y el turismo de éxito bien gestionado. 
























1 comentario:

  1. Gracias, Alicia, por ayudaros siempre a ver desde tu personal y rico punto de vista los lugares que visitas! Y este me ha emocionado especialmente, ya sabes ;))

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