Una de las visitas estrella en
San Francisco (EEUU) es reservar sitio en uno de los barcos que realizan el
tour a la isla de Alcatraz. Muy recomendable comprar el ticket online meses
antes, puesto que aunque no lo creáis, se agotan a la velocidad del rayo. Y es
que Alcatraz fascina. El cine de Hollywood con sus películas sobre la famosa
fuga o la vida en aquellas prisiones de los años 30 al 60 son una mina para los
directores que quieren llenar butacas. Si algo descubrí es el potente interés
que despierta el visitar una prisión que fue un mito, el caminar por sus
galerías y sentir el frío helado que padecieron allí prisioneros hace medio
siglo atrás.
Yo visité la prisión con cierto
recelo. Ya sabemos cómo son estas excursiones en grupos organizados: paseitos
siguiendo a un tipo que lleva un banderín y habla por un microfono conectado a
un pequeño altavoz. Pero olvide que aquello es Estados Unidos y allí este tipo
de shows se hacen con estilo.
No voy a relatar aquí cómo es esa
visita punto por punto, ni a contar mil y un detalles de la historia de la
isla. Pero sí os diré que todo lo que descubrí allí me pareció interesantisimo
y muy bien presentado. Me fascinó ver a niños pequeños, familias enteras,
parejas o grupos de amigos caminar en silencio, escuchando una audioguía. La
prisión infunde respeto y los visitantes escuchan, leen y pasean con caras de
curiosidad y seriedad. Todos sabemos que aquello no fue un juego. Que aquello
fue real y no un plató de cine.
La audio guía (en castellano) con la
que es obligado hacer la visita, me pareció un documento espectacular ya que
narra la historia de la isla pero además incluye declaraciones de antiguos
funcionarios que vivieron y trabajaron allí y también de presos que pasaron largas
temporadas en Alcatraz. Está todo explicado como solo los americanos saben
hacer. Es su especialidad y se les nota. Dominan el show business. Qué
interesante documental sonoro!
Pasear por el que fue el patio de
los presos o asomarse al mirador del faro, desde donde los funcionarios y el
alcaide veían la ciudad de San Francisco. Visitar las casas de los trabajadores
o el embarcadero por el que llegaban los barcos con hombres ya sin libertad. Impresionante.
Me marche con la sensación de
haber vivido una gran experiencia. De haber pisado parte de la historia de EEUU.
Y me queda muy vivo el recuerdo de un preso, que contaba con sus propias
palabras que en Nochevieja, si el aire corría en la dirección correcta, se
podía escuchar el bullicio de las fiestas que se celebraban junto al mar.
Celebraciones que los presos oían atentos y en silencio, intentando
disfrutar de aquellas risas y voces
alegres que llegaban desde la costa. Me pareció que no hay mejor manera de
explicar lo que significó cumplir condena allí.
Alcatraz hoy en día es una de las
principales fuentes de ingresos del turismo que visita la ciudad. Es un
monumento vivo y es dinero. Pero me resultó un precioso juego del destino que ahora
la isla sea una parque natural protegido, en el que los cormoranes (pájaros
autóctonos de la zona) vuelan libremente y en paz. Todo un símbolo, no os
parece?
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