viernes, 1 de mayo de 2015

Benarés, la ciudad intensa

Entiendo que haya turistas que tengan un mal recuerdo de su viaje a la India. No está hecha para todos los estómagos ni para todos los olfatos y mucho menos para todas las miradas. Y su máximo exponente lo encontramos en la ciudad religiosa de Benarés (en hindi Varanasi). Lugar sagrado de peregrinación al final de la vida, Benarés vendría a ser el "cementerio de elefantes" hindi al que acuden los fieles para pasar sus últimos años o meses de vida. Irte a Varanasi es reconocer que vas a morir pronto. Pero si tu religión te asegura que no te vas, sino que mutas para reencarnarte en otro ser (animal, planta, árbol, piedra, humano...) entonces la vida tiene sentido. Es un ciclo y no hay que preocuparse. Eso sí, si consideras que tu ciclo de vidas se ha acabado has de venir a morir a Varanasi para así llegar al preciado nirvana y descansar eternamente en paz. La historia es bonita pero asistir a un ritual de cremación puede ser una de las experiencias más intensas que ofrece este curioso país. Y hay que estar preparado para ver a un cadáver envuelto en llamas sobre una pira de leña. Con todo lo que eso conlleva.

Por otro lado Benarés es esa ciudad medieval parada en el tiempo donde nada es de cartón piedra, ni está preparada para que el turista viva y conozca el pasado de una cultura o unas tradiciones que ya no existen. No. Benarés es así. Como lo ves y como lo vives, como lo hueles y como lo digieres. Es un lugar único en el mundo que proporciona sensaciones tan intensas que no es de extrañar que muchos viajeros se retiren pronto a su hotel exhaustos de tanta realidad. El primer paseo por Benarés es de tal impacto que desconcierta a cualquiera: aquello es como una bofetada a tus esquemas. Y uno piensa: "¿Pero hay gente que aún vive así?", "Qué caprichoso el destino que nos hace nacer en un país occidental o nacer, vivir y morir aquí". Varanasi es una experiencia tan autentica que has de irte al hotel a ducharte, desconectar, recordar que tu vida es otra y que lo que acabas de ver es real.

Entiendo que haya turistas que juran no regresar jamás. Yo opino lo contrario. No dudaría en volver. ¿Porqué? Creo que el rio Ganges, que arrastra las cenizas de los fallecidos, es el mejor símbolo de que la vida es un ir, es un viaje. La visita a una de las ciudades más antiguas del planeta que apenas ha modificado su espiritualidad es un recuerdo imborrable. Benarés seduce y engancha. Benarés cautiva.










































 

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