Por otro lado Benarés es esa ciudad medieval parada en el tiempo donde nada es de cartón piedra, ni está preparada para que el turista viva y conozca el pasado de una cultura o unas tradiciones que ya no existen. No. Benarés es así. Como lo ves y como lo vives, como lo hueles y como lo digieres. Es un lugar único en el mundo que proporciona sensaciones tan intensas que no es de extrañar que muchos viajeros se retiren pronto a su hotel exhaustos de tanta realidad. El primer paseo por Benarés es de tal impacto que desconcierta a cualquiera: aquello es como una bofetada a tus esquemas. Y uno piensa: "¿Pero hay gente que aún vive así?", "Qué caprichoso el destino que nos hace nacer en un país occidental o nacer, vivir y morir aquí". Varanasi es una experiencia tan autentica que has de irte al hotel a ducharte, desconectar, recordar que tu vida es otra y que lo que acabas de ver es real.
Entiendo que haya turistas que juran no regresar jamás. Yo opino lo contrario. No dudaría en volver. ¿Porqué? Creo que el rio Ganges, que arrastra las cenizas de los fallecidos, es el mejor símbolo de que la vida es un ir, es un viaje. La visita a una de las ciudades más antiguas del planeta que apenas ha modificado su espiritualidad es un recuerdo imborrable. Benarés seduce y engancha. Benarés cautiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario